Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

Entre las formas de psicopatología más graves e incapacitantes podemos encontrar ciertamente el trastorno obsesivo compulsivo (TOC o TOC). Este trastorno es resistente a las terapias farmacológicas y a los tratamientos a través de las principales psicoterapias tradicionales debido a su estructura lógica, no ordinaria y en ocasiones bizarra. En cuanto a los enfoques psicoterapéuticos tradicionales, de hecho, en el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo se utiliza para su tratamiento el razonamiento lógico racional, basado en una lógica ordinaria que acaba chocando con la lógica no ordinaria del propio trastorno. Presentar TOC significa exhibir rituales conductuales y/o de pensamiento que constituyen una trampa psicológica de la que es difícil salir. Pueden hacer la vida imposible a quienes la padecen pero también a quienes les rodean. Ciorian EM declaró: "Algunos tienen desgracias; otras obsesiones. ¿Cuáles son los más dignos de lástima?? "

Los rituales que la persona puede realizar son inevitables e imparables y pueden realizarse para prevenir o propiciar la propia realidad, o para reparar los efectos negativos de nuestra acción o pensamiento. Estas son las tres clases principales de rituales compulsivos pero ya sean de pensamiento o de conducta alimentan el propio desorden, convirtiendo a la persona en esclava del mecanismo a través del cual intenta controlar su propia realidad.

Según la clasificación propuesta por el DSM-IV TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) deAPA (Asociación Americana de Psiquiatría), el TOC es un trastorno de ansiedad caracterizado por la presencia de obsesiones y compulsiones. Posteriormente, con el lanzamiento del DSM V, publicado en 2014, asistimos a la creación de un nuevo capítulo denominado “Trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos relacionados”, que se ha distinguido de los Trastornos de Ansiedad. La novedad, por tanto, radica en que se identifica como una entidad nosológica autónoma junto con otros trastornos relacionados. Los estudios epidemiológicos han mostrado una incidencia en la población de alrededor del 5%.

El trastorno afecta a ambos sexos por igual y la edad media de aparición varía entre los 22 y los 35 años, pero puede empezar a manifestarse de forma progresiva en la infancia y la adolescencia. Los enfoques terapéuticos más utilizados en el tratamiento del TOC son el cognitivo conductual y precisamente el enfoque estratégico corto. Existe una diferencia sustancial entre los dos tipos de intervención: el enfoque cognitivo conductual, muchas veces asociado a la farmacoterapia, a través de un proceso de toma de conciencia y esfuerzo voluntario, guía al paciente para que aprenda a combatir o manejar el trastorno. Podríamos resumir que primero “explica luego guía para actuar”. En cuanto al enfoque estratégico, en cambio, el terapeuta utiliza estratagemas terapéuticas que tienen como objetivo crear experiencias emocionales correctivas en las percepciones, para luego adquirir habilidades de gestión. En este caso, podemos resumir el concepto diciendo que "primero actúa y luego explica" partiendo del supuesto de que, como decía Pascal, ¡quien se convence a sí mismo lo hace antes y mejor! Por lo tanto, el aprendizaje desde un punto de vista estratégico es más fuerte si el paciente primero experimenta la posibilidad de manejar el problema a través de eventos aleatorios planificados por el terapeuta.

La duda es el trampolín del pensamiento creativo, pero al mismo tiempo es el resorte principal del pensamiento obsesivo.
(Giorgio Nardone)

La persona que desarrolla un TOC generalmente e inicialmente utiliza el ritual para hacer frente a una situación fóbica de la que quiere protegerse. El ritual, creado mediante el control de lo que se teme, crea el autoengaño del paciente de estar protegido. La repetición de estas acciones en el tiempo consolidará así el trastorno, que se ha convertido, por tanto, en una trampa que aprisionará a la persona. Desde un punto de vista estratégico, una persona que presenta un TOC presenta tres intentos habituales de solución que, creyéndose determinantes para el problema, lo alimentan y lo mantienen.
Estos intentos de solución son: estrategia de evitación de lo que asusta, solicitud de tranquilidad y ayuda, ejecución de rituales preventivos, propiciatorios y reparadores. La intervención terapéutica, por tanto, se centrará en la interrupción de la implementación de las soluciones intentadas que mantienen el malestar en el paciente y en el sistema familiar.

Como ya se anticipó, no se puede persuadir a un paciente para que elimine sus obsesiones o interrumpa la ejecución de sus actos rituales a través de explicaciones racionales.5 Con una intervención estratégica, por ejemplo a través de una de las maniobras diseñadas para actuar sobre el trastorno, preguntará precisamente para realizar el ritual 'mejor', sugiriendo 'un método más efectivo' para satisfacer las necesidades de uno y lograr el propósito de uno: controlar el miedo.

Se sigue entonces la lógica que subyace a la sintomatología obsesivo-compulsiva, para crear un contra-ritual que permita acceder a la percepción del paciente y guiarlo a la liberación de los síntomas. El contra-ritual permite romper el patrón rígido de percepción del miedo-acción tranquilizadora-confirmación de la amenaza de la creencia fóbica. Por lo tanto, el ritual (junto con los otros dos intentos de solución) se ve como la "única oportunidad" de sofocar la percepción fóbica pero, al mismo tiempo, precisamente porque se implementa con este propósito, solo la hará más amenazante.
Evidentemente la maniobra se ajustará y adaptará al paciente y a su problema, no recurriendo así a las mismas "recetas" de intervención aplicadas a priori pero creando una intervención personalizada, como un sastre cosería un traje a medida para la persona.

Dra. Leonora Campolmi (Psicóloga - Psicoterapeuta Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

Referencias

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