Anginofobia: el miedo a atragantarse

angiofobia

Las solicitudes de intervención para este trastorno fóbico son cada vez mayores y también en este caso, como para todos los trastornos pertenecientes al espectro fóbico-obsesivo en general, la Terapia Breve Estratégica destaca por sus altos niveles de eficacia y eficiencia en la resolución del problema.

Que es

La anginofobia puede presentarse con diferentes niveles de intensidad y gravedad, tanto en la edad adulta como en la adolescencia y la edad pediátrica. Representa el miedo, que no sigue los criterios de la lógica racional, a morir asfixiado por algo que podría salir mal: comida, pastillas, en los casos más graves líquidos o la propia saliva. La anginofobia no debe confundirse con la disfagia o la hiperreflexia faríngea, dos trastornos de la deglución que no pueden asimilarse al trastorno en cuestión.

El miedo a atragantarse con trozos de comida también puede manifestarse a través del miedo a la contaminación de partículas de alimentos en el aire. En estos casos, la idea básica es que partes de alimentos presentes en los platos de personas que se encuentran en el mismo entorno, puedan acabar accidentalmente en su plato y provocar una ingestión inconsciente con el consiguiente riesgo de asfixia. Cabe recalcar que en este problema el miedo no depende de la acción de tragar en sí, sino de los efectos que se teme que pueda producir.

¿Cuáles son las principales trampas que la persona empieza a construir?

Los intentos de solución en la anginofobia

Típicamente, el paciente con anginofobia refiere haber vivido en el pasado una experiencia traumática relacionada con la ingestión de un mordisco que salió mal, o haber sido espectador de una experiencia similar que le sucedió a otra persona. En ambos casos, no es el evento inicial en sí mismo el que determina la aparición de la sintomatología fóbica, sino la forma en que la persona reacciona ante el miedo que le genera el evento y lo que a partir de ahí se implementará para evitar el miedo, o el Soluciones Intentos. Después de todo, toda la tradición estratégica ha puesto de relieve cómo no existe un vínculo causal lógico entre cómo se formó un problema y su resolución, sino que la relación entre cómo persiste un problema y lo que la gente pone en marcha, cada vez más en bancarrota, es la forma de resolverlo.

Usando las palabras de Paul Watzlawick: las soluciones intentadas se convierten en el problema. De hecho, esta primera experiencia puede comenzar a desencadenar con el tiempo, en el adulto como en el niño, una serie de reacciones y Intentos de Solución disfuncionales que desde un punto de vista estratégico representan un verdadero trampolín para la estructuración de un círculo vicioso patológico que mantiene el problema y en lugar de aliviarlo lo alimenta.

Tras el primer evento percibido como traumático en relación con el miedo experimentado, comienzan a reaparecer una serie de pensamientos con componente obsesivo relacionados con la comida y la hora de la comida, caracterizados por una vivencia continua de terror respecto a lo que pueda ocurrir tras la deglución. Esta ideación obsesiva y el miedo que de ella deriva pueden llevar al sujeto a exasperar un rígido control de la realidad, transformando así la comida en algo rígidamente estructurado e hipercontrolado. Incluso los momentos previos a la comida comienzan a vivirse con una fuerte ansiedad anticipatoria que puede llegar a picos muy intensos o ataques de pánico.

1) El principal intento de solución que pone en marcha la persona para intentar controlarse y protegerse del peligro de asfixia es la selección y evitación progresiva de algunos alimentos percibidos como de riesgo. Generalmente, empezamos eliminando primero la carne, empezando por la roja, luego la pasta, la de mayor formato, luego algunas verduras y así sucesivamente.

La evitación, uno de los guiones conductuales típicos de los sujetos fóbicos, hace que la persona experimente una sensación inmediata de tranquilidad y alivio ante el riesgo de asfixia pero al mismo tiempo confirma el peligro de evitar la comida actuando bajo la creencia “No me asfixié porque No ingiero ese alimento en particular". La repetición de este intento de solución, por lo tanto, confirmará cada vez más el peligro de los alimentos al amplificar el miedo relacionado con su ingesta, obligando a la persona a reducir su dieta a muy pocos alimentos.

Cada evitación confirma el peligro de la situación evitada y prepara la próxima evitación (Giorgio Nardone).

2) El segundo intento de solución disfuncional típica implica una especie de regresión desde el punto de vista alimentario, consiste en mezclar/homogeneizar los alimentos, haciendo que la dieta sea muy similar a la de la edad del destete. El cuadro fóbico que comienza a gestarse tiene fuertes repercusiones en toda la vida social de la persona que comenzará a experimentar una comida de negocios, una cena con amigos o la asistencia al comedor escolar en el caso de los niños en edad escolar. Trate de imaginar los efectos de la repetición de los intentos de solución que la persona implementará con el tiempo y cuánto limitarán su vida social de manera cada vez más dramática, generalizando con el tiempo el miedo incluso hacia nuevos alimentos que antes se consideraban seguros.

El tratamiento de la anginofobia a través de la Terapia Estratégica Breve

Cuando aparecen los primeros signos de este problema, el primer paso a dar es descartar cualquier causa orgánica; si las pruebas médicas dan negativo, hay que recurrir al tratamiento de elección para la anginofobia, la psicoterapia. Entre los diferentes modelos de psicoterapia, la Psicoterapia Breve Estratégica representa un modelo de intervención especialmente eficaz en el tratamiento de los trastornos fóbicos y obsesivos en general, y en el caso concreto en el tratamiento de la anginofobia tanto en pacientes adultos como en niños, en este último caso a través de terapia indirecta.

Frente a un trastorno fuertemente obstructivo y generalizado como este, que puede tener repercusiones preocupantes sobre la posibilidad de comer, la eficiencia característica de una psicoterapia (capacidad de obtener resultados en un tiempo razonablemente corto, es decir, meses y no años) y la de eficacia ( capacidad del modelo para resolver el problema y mantener los resultados en el tiempo) son un requisito de primera importancia porque representan la posibilidad para el paciente de volver a comer y recuperar la posesión de su propia vida. La distinta importancia atribuida sobre todo a la eficacia representa uno de los muchos aspectos que diferencian las terapias a corto plazo de las de largo plazo.

Desde nuestro punto de vista, una psicoterapia que no es eficiente difícilmente puede serlo, también porque en tiempos extremadamente largos se vuelve difícil demostrar que el cambio obtenido es atribuible a los efectos de la terapia. En nuestro modelo de intervención, ya desde la primera sesión, tras definir el problema e identificar las soluciones intentadas a través del diálogo estratégico, el objetivo del terapeuta será romper el círculo vicioso que se ha ido estructurando entre las soluciones intentadas y la persistencia del problema y trabajar sobre el rígido sistema perceptivo reactivo que la persona ha construido alrededor del problema. Esto mediante el uso del protocolo de tratamiento de elección utilizado en Terapia Breve Estratégica para los trastornos fóbicos, combinado con estratagemas particulares seleccionadas en función de la peculiaridad del caso y la edad del paciente.

Este conjunto de estrategias guiará a la persona a experimentar pequeños y progresivos riesgos diarios con respecto a la ingesta de alimentos (comienzan a reintroducir alimentos con una consistencia crujiente con mayor frecuencia) y avanzar paso a paso le permitirá a la persona poder tocar y superar el límite a través de experiencias emocionales correctivas reales. Gracias a la experiencia concreta, se guiará al paciente a cambiar su percepción, transformándola gradualmente de disfuncional y patológica a funcional y saludable.

Cuando la anginofobia afecta a un niño - Terapia Indirecta

Cuando un niño se ve afectado por la anginofobia, también es necesario trabajar sobre y a través del contexto en el que se inserta el trastorno, por lo que además de la familia, los abuelos (si pasan algunas horas del día con ellos y en particular los momentos de las comidas) y el contexto escolar, es decir los docentes. Planear una intervención de este tipo también nos permite trabajar sobre los intentos de solución disfuncional de los adultos inevitablemente implicados en el problema, también porque como ya decía Oscar Wilde “es con las mejores intenciones que se obtienen los peores efectos”.

En estos casos, por tanto, el factor que hace que la terapia sea realmente eficaz es el carácter sistémico de la intervención, con el fin de involucrar a los adultos de referencia, elegidos como co-terapeutas y a quienes se les asignarán prescripciones terapéuticas construidas ad hoc para la situación presentada. y que indirectamente guiará a nuestro pequeño paciente a salir de la trampa que él mismo ha construido.

Muchas veces el miedo al mal nos lleva a un mal peor (N.Boileau)

Dra. Daniela Ambrogio (Psicóloga-Psicoterapeuta Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

Referencias

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