De la suspicacia al delirio paranoico

Trastorno paranoico

La suspicacia subyace a muchas molestias, y pocas enfermedades son tan populares como la "fobia social". A lo largo de un continuo, que puede volverse descontrolado, la suspicacia va desde la timidez al delirio, desde la incomodidad, que no compromete gravemente la calidad de vida, hasta la patología manifiesta, con efectos obstaculizadores en la vida cotidiana.
Los que sospechan temen, sin pruebas fundadas, sólo sobre la base de indicios simples, reales o presuntos, de que una persona, un acontecimiento o un ente superior (Dios, el destino, la fatalidad...) produce un daño o peligro para la propia persona o para tus propios intereses La actitud sospechosa es la de quien percibe la realidad con miedo y sentimientos hostiles, madurados, éstos, a partir de experiencias negativas realmente vividas o incluso apenas imaginadas.

Los que sospechan se ven obligados a estar siempre atentos, listos para defenderse de algo que podría ocurrir en cualquier momento. Y el "algo" siempre es negativo. El paranoico tiene la certeza de que su sospecha es sensata y justificada: no tiene dudas, propias del obsesivo, tiene certezas inquebrantables. Es precisamente la duda frente a la certeza lo que constituye el factor discriminatorio entre la ideación obsesiva y la paranoica. La certeza es la fuente del pensamiento paranoico, que convierte el conocimiento subjetivo en objetivo, es decir, en Verdad absoluta.

Muchos estudiosos (Fischhoff, Thinès, Costall, Butterworth, etc.) han destacado cómo la mente humana tiende a "ver" la certeza en lugar de la incertidumbre. El hombre necesita, en efecto, sanar la duda y el miedo que esto conlleva, anclarse en la aparente seguridad que conlleva una certeza, incluso supuesta.

Todo se interpreta racionalmente con una sola lógica categórica, que produce una creencia estructurada que no necesita ser verificada sino solo confirmada. La certeza de la mala fe ajena sustenta conductas sospechosas, evitativas o agresivas que, inevitablemente, suscitan desconfianza o agresión en el interlocutor: ¡la prueba probada de que las sospechas están bien fundadas!

la paranoia se caracteriza por definición por la desconfianza en la relación entre uno mismo y los demás. La mezcla de miedo y duda, que se convierte en desconfianza y suspicacia, a veces aderezada con ira y/o vergüenza, puede expresarse en tres reacciones:

  • la reacción de quienes se defienden de antemano, con evitación o aislamiento;
  • de los que se defienden agrediendo, tanto verbal como físicamente;
  • de los que deliran.

La intento de solución (es decir, el pensamiento y/o comportamiento disfuncional que el sujeto realiza, en la creencia de que es la mejor reacción a emplear en esa situación) fundamental y típica, que sustenta la estructura del trastorno paranoide -según lo surgido de nuestra investigación- es el defensa anticipada o excesiva hacia los demás.
Es decir, la persona reacciona en exceso ante la menor provocación ya que la siente, o la descifra, como una agresión, o percibe de forma cualitativamente errónea algo que, en realidad, no es ni una agresión ni una negativa en sus miradas.

Paranoia de uno mismo. La certeza paranoide puede afectar no solo la relación entre el Yo y los Otros, sino también la relación que la persona tiene consigo misma. Las personas que caen en esta variante se sienten constantemente mal y cualquier cosa que hagan, aunque sea positiva, será vivida negativamente: para ellos “el éxito es cero y el fracaso el doble”. El estado de ánimo suele ser depresivo, como resultado de una ideación lineal y sobre todo segura: "No puedo confiar en mí".

el delirio. La persona se defiende de algo que no existe, excepto en su mente (sospecha tramas, ve enemigos por todas partes, capta pistas donde no las hay). El delirio paranoico construye una realidad inventada que produce el efecto concreto de defenderse de algo que no está.

La diferencia entre salud y patología psíquica -entre sospecha -entendida como hábito de sospecha- desconfianza obsesiva y traspaso al delirio en toda regla- está entonces en un aumento cuantitativo, más que en la diferencia cualitativa de disfuncionalidad. Los mismos “mecanismos”, en diferentes dosis, crean cuadros disfuncionales o francamente psicopatológicos que necesitan intervenciones diferentes, específicas y personalizadas.
También para este trastorno/patología, los resultados muestran, de hecho, la mayor eficiencia y eficacia de este modelo de intervención frente al abigarrado "mercado" de la psicoterapia, confirmando lo ya publicado respecto a otras áreas patológicas.

 

Dra. Emanuela Muriana (Psicoterapeuta Oficial del Centro de Terapia Estratégica)
Dra. Tiziana Verbitz (Psicoterapeuta Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

Bibliografía:
Muriana E., Verbitz T. (2017), Si eres paranoico, nunca estás solo., Alpes.
Muriana E., Verbitz T., Pettenò L., (2006), Los rostros de la depresión., Ponte alle Grazie
Muriana E., Verbitz T., (2012), Psicopatología de la vida amorosa, Ponte alle Grazie.
Nardone G., Balbi E., (2007), Navegar el mar sin el conocimiento del cielo, Ponte alle Grazie.
Nardone G., G. De Santis (2011), Cogito ergo sufro, Ponte alle Grazie.
Nardona G,. (2014), El arte de mentirse a uno mismo y a los demás, Ponte alle Grazie
Zoja L., Paranoia. (2011), La locura que hace historia, Bollati Boringhieri.
Wittgenstein L. (1999), Sobre la certeza. El análisis filosófico del sentido común, Einaudi.

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