Desarrollar resiliencia para convertir nuestras heridas en oportunidades

resistencia

Convierte el dolor en oportunidad
Los períodos de crisis y dificultad personal, social o económica tienen la ventaja de resaltar y, en cierto modo, desarrollar los recursos y la capacidad que poseen las sociedades y los individuos para hacer frente a la adversidad y superar los obstáculos, haciéndose más fuertes que antes. Por ello, en los últimos años, el tema de la resiliencia se ha vuelto cada vez más central. Este término deriva de la ciencia de los materiales e indica la capacidad de estos para absorber golpes y energía producido mientras el material está siendo deformado.

La imagen también representa una buena descripción de la capacidad del ser humano para hacer frente a la adversidad ablandándose. No se trata, pues, de oponer una resistencia enérgica a las dificultades, sino de ablandarse para absorber los golpes de la vida. Si la capacidad de soportar un evento crítico (estrés), oponiéndole una fuerza igual y opuesta, es lo que nos hace resistentes (Maddi, Khoshaba 2005), siendo capaces de asumir una actitud suficientemente elástica para integrar lo negativo, y en ocasiones traumático, evento, en nuestra vida es lo que nos hace resilientes.
Esta habilidad no puede considerarse un rasgo innato o genéticamente determinado, ni una propiedad que pueda adquirirse de una vez por todas en la vida. Es más propiamente un proceso, y como todo proceso varía en la dimensión de tiempo y espacio, según situaciones y circunstancias (Vaillant, 1993, Anaut, 2003). Por lo tanto, no es razonable esperar que las personas actúen en un nivel alto o bajo en todas las circunstancias o que se muestren competentes en todas las áreas o situaciones de la vida (Masten & Reed, 2005).

Si uno no puede nacer resiliente o convertirse en uno de forma permanente, puede, no obstante, entrenar una cierta inclinación que nos ayudará en esta dirección. Estos son algunos de ellos, refiriendo al lector interesado a más información que se puede encontrar en el volumen reciente "Que las lágrimas se conviertan en perlas(Meringolo, Chiodini, Nardone, 2016).

Entrenamiento para la resiliencia
Contempla los opuestos.
La resiliencia se puede expresar cuando la persona es capaz de aceptar la fragilidad, la dificultad y la carencia, considerándolos aspectos tan valiosos e importantes como la fortaleza, el éxito, las oportunidades. Se trata de utilizar el poder de la flexibilidad (Zani, Cicognani, 1999) para llevar a cabo un proceso virtuoso de continua adaptación y autodesarrollo. Esto significa utilizar una lógica no ordinaria (Nardone, 2008, 2009, 2013) que nos permita salir de la idea dicotómica fuerte/débil; negativo/positivo, para transformar lo negativo en positivo, o para sostener lo positivo precisamente en virtud de la presencia de lo negativo.

La resiliencia tiene que ver con la ambigüedad y la aparente contradicción; se mueve sobre el delgado hilo que separa el bien y el mal, el sufrimiento y la felicidad, el herir y el fortalecer. Destaca la virtud de contemplar los opuestos, no buscando un equilibrio extenuante y fatigoso, sino entrenándose para volverse lo suficientemente elástico insertando pequeños desórdenes en el orden, precisamente para mantener el orden.

Razón y sentimiento.
Si la región suele ser considerada la principal vía para gestionar las dificultades y buscar soluciones, la experiencia del dolor y el trauma nos muestran muy claramente cómo fracasa miserablemente frente a las tragedias de la vida. Enfrentar un duelo, una separación, la muerte de un ser querido con el único motivo nunca permitirá construir una salida positiva del dolor, en la que la persona pueda reconstruir resilientemente su propio tejido de vida. Racionalizar se convierte, en estos casos, en un obstáculo para el proceso de resiliencia que sólo puede realizarse atravesando el dolor, dando cabida tanto al sentir como al pensar, dentro de una aparente contradicción. La contradicción y la paradoja de los hechos son muy comunes en nuestra experiencia, pero muy poco consideradas por la razón (Nardone, 2013)

Responsabilidad y creación de sentido.
La capacidad de las personas para atribuirse a sí mismas el resultado de determinadas situaciones y acciones, o locus de control que definió Rotter (1966), nos permite enfrentarnos a los acontecimientos, incluso a aquellos sobre los que no podemos tener ningún control, como un accidente o un evento natural. desastre, de manera proactiva. En otras palabras, somos capaces de recuperar la posesión del peso y significado que esos eventos tendrán en nuestra vida, evitando renunciar a la responsabilidad de gestionar las consecuencias. Si la vida no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa, diría Huxley, entonces somos siempre y en todo caso responsables de lo que hacemos, construimos o evitamos construir con lo que el destino tiene en nuestro lote. , y no siempre es buena suerte.

Tenemos, pues, el deber de escribir y reescribir nuestra historia decidiendo cómo las nuevas páginas arrojan una luz diferente y un nuevo significado incluso sobre los acontecimientos del pasado. Lo que nos permite enfrentar hasta las experiencias más extremas es el poder del hombre para investigar y reescribir el sentido de la historia. El dolor puede así transformarse en actuación, la culpa en elevación, la fugacidad de la existencia humana en estímulo para una acción responsable (Frankl, 1946, 1997).

Si no se puede pensar en el entrenamiento de la resiliencia, es posible identificar algunos trucos que permiten, por un lado, cultivar nuestras habilidades y por otro lado intervenir para desbloquear situaciones difíciles en las que temporalmente no tenemos acceso a nuestros recursos. Algunos casos de dificultad más extrema, quizás relacionados con episodios traumáticos o que limitan gravemente la vida de la persona, requieren, por el contrario, una intervención dirigida que también tendrá como resultado un aumento de la capacidad de resiliencia de la persona. Si la capacidad de solicitar ayuda es un elemento importante de la resiliencia, corresponde al profesional identificar e indicar la ayuda más adecuada en ese momento. Esto es de fundamental importancia si queremos evitar el riesgo de peligrosas simplificaciones e intervenciones passepartou basadas en las modas del momento.

Algunas sugerencias
Circular versus lineal y lineal versus circular: o cómo desarrollar la propia elasticidad.

Esta estratagema (Nardone, 2003) se refiere, aplicada a uno mismo, a la capacidad de desarrollar las propias potencialidades y la propia flexibilidad, cuidando de ejercitar esa parte de nosotros que no nos llega tan natural y “espontánea”, procurando no hacer penetrantes y totalizando lo que mejor nos viene para no endurecerlo sobre sí mismo. Entonces, si tendemos a seguir una lógica lineal de control sistemático, entrenémonos para insertar alguna pequeña transgresión; viceversa si privilegiamos una modalidad creativa y artística, entrenémonos para insertar algún control sistemático. Los creativos ponen una dosis de meticulosidad, y los prudentes una pequeña dosis de riesgo. Una parte siempre necesita de su opuesto para existir y desarrollarse favorablemente, de lo contrario se extinguiría o se endurecería peligrosamente.

Un pequeño reto diario.
Contemplar la dificultad y llegar a transformar la fragilidad en fuerza se puede, en cierto modo, entrenar a través de la creación de pequeños retos diarios, pequeñas dificultades o metas a alcanzar. Además de una estratagema para usar con uno mismo, es un proceso fundamental en la relación educativa que permite a los padres apoyar los recursos y habilidades de sus hijos para hacer frente a los eventos negativos. De hecho, es bastante visible el efecto deletéreo que cierta pedagogía o estilo educativo protector o excesivamente solidario ha ejercido sobre las generaciones más jóvenes (Nardone, 2012). El riesgo en este caso es hacer que los jóvenes sean incapaces de soportar, al menos emocionalmente, la frustración e incapaces, por no estar suficientemente formados, de tolerar la dificultad y reaccionar ante el sufrimiento.

El cuidado de la belleza
Viktor Frankl nos invita a dedicarnos con pasión a un objetivo mayor, a buscar la pasión. Si nos sintonizamos con esta sugerencia vemos cómo prestar atención a la belleza que nos rodea, no a lo que es útil, sino a lo que es capaz de despertar interés y pasión, representa un hilo de Ariadna para la salida del dolor. En el libro Zen y la ceremonia del té, Kakuzo Okakura identifica en el placer de recoger una flor para dársela a su pareja lo que distingue a la humanitas.

Entre las muchas habilidades de los seres vivos, la resiliencia no es sólo una de las más fascinantes, sino la que distingue a las personas que, además de sobrevivir a las desgracias, obtienen de ellas más fuerza. Como las flores que nacen en el desierto, o la tuna del Etna, que no solo crece en la tierra quemada por el volcán, sino que la vuelve fértil (Meringolo, Chiodini, Nardone, 2016 p. 143)

Dra. Moira Chiodini (Psicólogo-Psicoterapeuta Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

 

BIBLIOGRAFÍA Y LECTURAS RECOMENDADAS:

Anaut, M. (2003). La Resilience: Surmonter le traumatismes. París: Nathan Université.
Bonanno, GA, Westphal, M. y Mancini, AD (2011). Resiliencia a la pérdida y al trauma potencial. Revisión anual de psicología clínica, 7, 511-35.
Brodsky, AE, Scheibler, JE (2011). Cuando el empoderamiento no es suficiente. Un argumento a favor de la resiliencia multinivel en situaciones caracterizadas por extremas desigualdades de poder. Psicología Comunitaria, 2, 55-64.
Casula, C. (2012). La fuerza de la vulnerabilidad: Usar la resiliencia para superar la adversidad. Milán: Franco Angeli.
Cyrulnik, B., Malaguti, E. (eds) (2005). Construyendo resiliencia. La reorganización positiva de la vida y la creación de vínculos significativos. Trento: Erickson.
frankl, 1946, 1997
Maddi, SR, Khoshaba, DM (2005). Resiliencia en el trabajo. Nueva York: AMACOM.
Masten, AS, Reed, MJ (2005). Resiliencia en el desarrollo. En Snyder, CR, Lopez, SJ (Eds.), Handbook of Positive Psychology (págs. 74-88). Nueva York: Oxford University Press.
Meringolo P., Chiodini M., Nardone G. (2016). Que las lágrimas se conviertan en perlas. Florencia: Ponte alle Grazie.
Nardone, G. (1998). psicosoluciones. Milano: Rizzoli.
Nardone, G. (2003). Montando tu propio tigre. Milán: Ponte alle Grazie.
Nardone, G., Balbi, E. (2008). Navegar el mar sin el conocimiento del cielo. Milán: Ponte alle Grazie.
Nardone, G. (2009). Resolución de problemas estratégicos de bolsillo. Milán: Ponte alle Grazie.
Nardone, G., Selekman, M. (2011). Sal de la trampa. Milán: Ponte alle Grazie.
Nardone, G. y el equipo del Centro de Terapia Estratégica. (2012). Ayudar a los padres a ayudar a sus hijos. Milán: Ponte alle Grazie.
Nardone, G. (2013). psicotrampa. Milán: Ponte alle Grazie.
Nardone, G. (2014). Miedo a las decisiones. Milán: Ponte alle Grazie.
Turner, MG (2007). Buenos niños en malas circunstancias: un análisis longitudinal de la juventud resiliente. Rockville, MD: Instituto Nacional de Justicia.
Vaillant, GE (1993). La sabiduría del ego. Cambridge: Prensa de la Universidad de Harvard.
Walsh, F. (2008). Resiliencia familiar. Milán: Cortina.
Werner, E., Smith, R. (1982). Vulnerables pero invencibles: un estudio longitudinal de niños y jóvenes resilientes. Nueva York: McGraw-Hill.
Zani, B., Cicognani, E. (1999). Los caminos del bienestar. Roma: Carocci.
Zimmermann, MA (2013). Teoría de la Resiliencia. Un enfoque basado en fortalezas para la investigación y la práctica para la salud de los adolescentes. Educación para la salud y comportamiento, 40 (4): 381-383.

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