Los efectos terapéuticos de la escritura. Aplicaciones en psicoterapia estratégica breve

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Imagina una hoja de papel en blanco, un bolígrafo y pensamientos abarrotando tu mente. La hoja en blanco se convierte en un espacio, un lugar, un momento; la pluma se convierte en voz y los pensamientos salen en forma de palabras y frases. Así comienza un diálogo íntimo, un momento perfecto hecho de silencios y ruidos, los de las emociones que ahora están ahí: negro sobre blanco. Ese estruendo emocional que ensordecía al resto se derrite en la página en blanco y el volumen en la mente disminuye. Fernando Pessoa describió así este proceso: “si escribo lo que siento es porque al hacerlo me baja la fiebre de oír”.

Eficacia terapéutica de la escritura.
La investigación más importante sobre la escritura autobiográfica, luego definida como expresiva, se atribuye a William James Pennebaker, un sociólogo tejano que comenzó a observar este fenómeno casi por accidente. Su primer estudio involucró a dos grupos de estudiantes que narraron su trauma más importante con lápiz y papel durante al menos quince minutos al día y durante al menos tres días consecutivos.

El primer grupo debería haberlo hecho describiendo únicamente los hechos ocurridos, el segundo debería haber combinado la descripción de los hechos con la de las emociones asociadas a ellos. Un tercer grupo, el grupo de control, tenía la tarea de describir, de la misma manera, un tema neutral como sus zapatos o su habitación. Se pidió a cada participante que escribiera de inmediato, como si la pluma nunca fuera a separarse del papel, y que suspendiera cualquier forma de juicio sobre el estilo, la ortografía o el vocabulario elegidos durante todo el tiempo de la sesión.

Los resultados de esta primera observación fueron prometedores, ya que el número de visitas médicas solicitadas por los estudiantes del segundo grupo de escritores -el número monitoreado en los meses previos y posteriores a las sesiones narrativas- había experimentado un descenso estadísticamente significativo. Los investigadores plantearon la hipótesis de que en los sujetos que habían narrado, además de los hechos, las emociones asociadas al trauma, las perturbaciones de carácter psicosomático estaban algo reducidas.

Así comenzó una larga línea de investigación que destacó, entre muchos, estos efectos de la escritura autobiográfica: prevención de trastornos psicosomáticos, reducción de síntomas intrusivos y evitativos del trastorno de estrés postraumático, aumento de las defensas inmunitarias, mejora del estado de ánimo a largo plazo. Además, la escritura nos permite reatribuir significados a eventos importantes de la vida y reubicar momentos dolorosos y emociones en el pasado.

Usos y funciones de la escritura en la terapia breve estratégica. escribir al canal
Cuando sientes una ira fuerte o un dolor profundo la narración te permite crear el banco que lleva el rumbo correcto al fluir de las emociones. Es el caso de las traiciones, separaciones, decepciones relacionales, profesionales y familiares. Incluso la elaboración de un duelo, a su debido tiempo -para no entorpecer el curso natural de una evolución emocional legítima y necesaria- puede ser ayudada por el uso de algunas técnicas de escritura.

Escribir para controlar la ansiedad
Algunas formas de ansiedad se pueden manejar con la escritura: en particular, la terapia breve estratégica utiliza lo que se llama un "libro de registro" en el tratamiento de los ataques de pánico. Se le pide a la persona que llene un formulario especial justo en el momento del ataque; de esta manera la acción de escribir libera al sujeto del control disfuncional de su estado psicofisiológico y permite que los síntomas ansiosos regresen a parámetros aceptables. Esto sucede gracias a esos pocos minutos de concentración dedicados a realizar una tarea específica.

Escribir para superar el trauma
En el tratamiento del trastorno de estrés postraumático, se sugiere el uso de la escritura elevando a la persona a la categoría de "director" de una película que durante mucho tiempo no ha podido ver. En el papel del narrador, podrá seleccionar personalmente las escenas y los hechos a contar, recordando, cada noche, agregar detalles a su propia historia.

Esta técnica produce algunos efectos importantes como el de exteriorizar, es decir, sacar a la luz lo que ha quedado atrapado en el sentimiento de la persona. Gracias a la integración entre los recuerdos sensoriales y emocionales, la narración del trauma reconecta ciertas áreas cerebrales y la repetición de este ejercicio cada tarde ayuda a una adaptación a los contenidos traumáticos que debilita la carga emocional. Finalmente, concluir la película en todos sus detalles te permite reubicar el trauma en el pasado como en un verdadero rito de iniciación.

La persona supera así el momento en que, en un intento por no revivir el trauma, se vio sumergida y atrapada en una arena movediza hecha de flashbacks, pesadillas y evitaciones patológicas.

Escribir para subvertir mecanismos mentales disfuncionales
Muchas de las indicaciones que en la terapia estratégica breve se orientan al desbloqueo de algunos mecanismos disfuncionales, se prescriben por escrito. Escribir es una acción concreta y lo tangible suele ser más incisivo y significativo, también con vistas a un aprendizaje que conduce al cambio terapéutico.

Para concluir, es bueno recordar cuánto la acción de escribir requiere una creatividad constitutiva que active nuestras conexiones neuronales y procesos tan íntimos y profundos cuyos efectos benéficos no deben suscitar sorpresa.
Como argumentó Max Frisch: "Escribir es leer en uno mismo"

 

Dra. Cristina Di Loreto (Psicoterapeuta e Investigadora Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

Bibliografía:
Cagnoni F., Milanese R. (2009) Cambiando el pasado. Superación de experiencias traumáticas con terapia estratégica. Ponte alle Grazie, Milán.
Pennebaker JW, Kiecolt-Glaser J. E Glaser R. (1988), Revelación de traumas y función inmunológica: Implicaciones para la salud de la psicoterapia, “Journal of Consulting and Clinical Psychology”, 56, 239-245.
Pennebaker, JW y Susman, JR (1988). Revelación de traumas y procesos psicosomáticos. Ciencias Sociales y Medicina, 26, 327-332.
Petrie K., Booth R., Pennebaker JW, Davison KP y Thomas MG (1995), Revelación de trauma y respuesta inmune a un programa de vacunación contra la hepatitis B, “Journal of Consulting and Clinical Psychology”, 63, 787–792.

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