La intervención estratégica para niños en edad preescolar

niños

Si hay algo que deseamos cambiar en el niño, primero debemos examinarlo bien y ver si no es algo que haríamos mejor en cambiar en nosotros mismos.
Carl Gustav Jung

Durante la infancia, el niño construye las bases de su forma de ser y de ver el mundo. Para acompañarlo en este viaje de descubrimiento debemos ofrecerle estímulos y experiencias acordes con sus crecientes habilidades y favorecer el proceso de autonomía. Las dificultades que puedan surgir en el camino se convertirán en problemas complicados de resolver si el adulto no es capaz de cambiar su actitud, permaneciendo rígidamente apegado a lo que ha funcionado en el pasado aun cuando resulte ineficaz.

La intervención con niños en edad preescolar es indirecta, se evita involucrarlos, indicando a los adultos las técnicas comunicativo-relacionales a seguir, las cuales, en función del efecto producido, se irán perfeccionando hasta solucionar el problema. De esta forma se obtienen dos efectos importantes: la dificultad se traslada del niño a su relación con el adulto; los artífices del cambio se vuelven familiares y educadores, aumentando así su riqueza de habilidades.

Una referencia a la resolución estratégica de problemas.
Las estrategias de Resolución Estratégica de Problemas se construyen en base a los objetivos a alcanzar ya las características del problema a resolver, adaptándolos a las peculiaridades de las distintas situaciones. La clave de acceso para intervenir está constituida por lo que las personas involucradas en la situación implementan con el objetivo de abordar el problema que, si no permite superarlo, contribuye no solo a mantenerlo sino incluso a empeorarlo.

El bloqueo y sustitución de estos intentos de solución disfuncional permite invertir la tendencia, hasta alcanzar los objetivos marcados. Las estrategias que permiten superar el problema también nos explican sobre qué dinámicas interactivas se estructuró. El vehículo a través del cual se realizan las intervenciones está representado por las modalidades comunicativo-relacionales adoptadas en la relación con el niño.

Comunicarse sin palabras
El reto es traducir las intervenciones a un lenguaje adecuado para esos niños pequeños con los que, en particular en la primera infancia (de cero a tres años), el peso de la comunicación no verbal es aún más relevante dada su parcial, o incluso más ausente , comprensión del lenguaje verbal. En el trabajo de investigación-intervención realizado pude constatar la particular sensibilidad de los niños de esta franja de edad respecto a los cambios de actitud de los adultos a lo largo de los siguientes cuatro continuos:

Atención / falta de atención: un niño es un buscador de atención. Esto lo convierte en una herramienta muy poderosa para el adulto, para dirigir la atención a ciertos comportamientos dejando de lado otros.Presencia/ausencia: alejar temporalmente del público a un niño que actúa con un determinado comportamiento le permite enfatizar fuertemente el mensaje enviado.

Gratificación / ausencia de gratificación: la recompensa, no necesariamente de tipo material (por ejemplo: un abrazo, un beso, un piropo), es una forma clara de afirmar el aprecio o no de un determinado comportamiento del niño.

Proximidad/distancia (frío/calor): la distancia emocional de nuestro interlocutor, especialmente cuando se trata de un niño, nos permite definir la intimidad y exclusividad de la relación entre los interlocutores en ese momento/contexto en un sentido absoluto y en relación con otras figuras presentes. Al modular la interacción en las cuatro áreas descritas anteriormente, podemos hacer que los niños experimenten un efecto exaltador o aversivo hacia comportamientos específicos, ayudando así a aumentarlos o eliminarlos.

Come solo si quieres
La lucha libre entre adultos y niños ocurre con frecuencia en el campo de la nutrición. Suele ocurrir observar verdaderas competiciones familiares sobre quién puede hacerles comer (abuelos, padres, etc.), recurriendo a las tretas más curiosas e impensables. En estas situaciones el niño experimenta que cuanto menos come más recibe, desencadenando rápidamente una dinámica interactiva que altera la función natural de la nutrición: suministrar agradablemente al organismo los nutrientes necesarios para su funcionamiento/crecimiento.

la historia de lorenzo
Lorenzo es un niño de tres años y medio que a menudo se ha negado a comer durante unos tres meses. Cuando llegan a las comidas, los miembros de la familia le hacen encontrar sus platos favoritos en el plato que, en la mayoría de los casos, rechaza cerrando la boca. En ese momento los padres y/o abuelos preparan cualquier otro alimento que requiera, el cual degusta únicamente mientras lo persigue por la casa con el plato en la mano.

Para hacerle comer algo, tardan al menos una hora, muchas veces mucho más, dedicándose exclusivamente al niño y luego, cansados ​​y preocupados, cocinan para ellos o consumen los diferentes platos que desecha. A lo largo de este ritual, lo instan continuamente a comer para crecer prometiéndole premios. También intentaron castigarlo pero fue en vano. Fuera de las comidas, Lorenzo come pizza, pan plano, chocolate o pan con mermelada. Carne, pescado, verduras, frutas prácticamente han desaparecido de su dieta. Los padres relatan que anteriormente era un niño que iba en los horarios de preferencia (durante semanas siempre quería lo mismo) pero tenía una alimentación mucho más variada.

Dicen que todo empezó después de una gripe normal con vómitos y diarrea. El pediatra descartó la presencia de problemas médicos y les aconsejó que vinieran a hablar conmigo. Además de la conspiración del silencio[ 1 ] Propongo a los padres que organicen las comidas de la siguiente manera: tendrán que cocinar para los tres al mismo tiempo, preparándole a Lorenzo lo que más le gusta, poniendo sólo sus platos en los platos. El plato de Lorenzo tendrá que quedar vacío mientras empiezan a comer. Cuando el niño pida su comida, con mucha calma, disculpándose por haber olvidado ponerla en su plato, le darán una pequeña porción, volviendo inmediatamente a comer su comida.

Si Lorenzo lo rechaza diciendo que no le gusta, tendrán que decirle que coma solo si le gusta. Si se levanta de la mesa y empieza a moverse por la casa, tendrán que evitar seguirlo, montando la cocina en cuanto hayan terminado de comer. Si el niño pide más platos, le dirán que no los ha comprado. En el caso de que, después de haber puesto la mesa, pida las cosas que le quedaron en el plato, le responderán: “pensábamos que ya no te gustaban”.

Fuera de las comidas principales (desayuno, almuerzo, merienda, cena) no tendrán que satisfacer sus pedidos de comida, dejándolos a la siguiente comida. Los padres están asombrados con las indicaciones pero dispuestos a seguirlas al pie de la letra, involucrando también a los abuelos maternos con quienes Lorenzo pasa la mayor parte del día mientras ellos están en el trabajo. En la segunda fecha, después de dos semanas, la situación ha cambiado considerablemente.

Hace unos días Lorenzo empezó a comer en la mesa con sus padres, quienes dejaron de perseguirlo, pidiéndole, después de la comida, permiso para levantarse para ir a jugar. Su alimentación ha vuelto a ser variada comiendo lo que le preparan. Como ya no hay familiares dispuestos a hacer nada por verlo comer, interrumpió el anterior juego ascendente con las figuras adultas de referencia, devolviendo la nutrición a su función natural.
Sugerí a los padres mantener las mismas indicaciones para el mes siguiente, luego de lo cual confirmaron la consolidación de los resultados obtenidos.

Dr. Massimo Bartoletti (Psicoterapeuta e Investigador Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

Bibliografía:
Bartoletti M., 2015, Cambiar para hacerlas crecer. La intervención estratégica para niños en edad preescolar, Autoedición Ilmiolibro.
Nardone G., Salvini A. (editado por), 2013, Manual Internacional de Psicoterapia, Garzanti, Milán.
Nardone G. y El equipo del centro de terapia estratégica, 2012, Ayudar a los padres a ayudar a sus hijos, Problemas y soluciones para el ciclo de vida, Ponte alle Grazie, Milán.
Nardone G., Fiorenza A., 1995, Intervención estratégica en contextos educativos, Giuffré Editore, Milán.
Nardone G., Watzlawick P., 1990, El arte del cambio, manual de terapia estratégica e hipnoterapia sin trance, Ponte alle Grazie, Milán.

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