Tratamiento de los trastornos alimentarios: síndrome de vómitos

trastornos alimenticios

Hoy en día observamos la creciente frecuencia de los trastornos alimentarios, en sus diversas manifestaciones y entre estas, una en particular se presenta muy extraña y perturbadora.
Es el caso de una joven de 25 años, muy guapa y seductora, que acude a la primera sesión diciendo que come y vomita, como si estuviera secuestrada por un demonio, por una fuerza oscura que la embarga. Dice que cuando come siente unas ganas incontenibles de llenarse, hasta que se siente reventar, y luego corre al baño a vomitar. Ha tratado de contenerse, pero sus esfuerzos hasta ahora no han tenido éxito. Las ganas de comer y vomitar son demasiado fuertes.. Le gustaría deshacerse de este problema, pero no puede. Ella se define a sí misma como "bulímica".
Cada vez con más frecuencia se atribuyen diagnósticos a los pacientes, aplicando terminología psiquiátrica, tal vez después de consultar internet, sin saber exactamente qué es. ¿Podemos hablar de bulimia en estos casos? El DSM, manual estadístico y de diagnóstico, está de acuerdo con esta definición. Los atracones seguidos de vómitos autoinducidos forman parte de las denominadas "bulimia nerviosa" y "anorexia nerviosa" en el tipo con atracones y conductas de eliminación.

Sin embargo, para la Terapia Breve Estratégica las cosas son diferentes. Dada la ineficacia de los tratamientos comúnmente empleados para la anorexia y la bulimia aplicados en los casos de pacientes que comen y vomitan, la "investigación - intervención", realizada por Giorgio Nardone y sus colaboradores, condujo al descubrimiento de la denominada "Síndrome de vómitos" (Nardone, Verbitz, Milanesa, 1999). El método de investigación utilizado es lo que Kurt Lewin ha denominado “investigación – acción”, cuya premisa básica es “conocer cambiando”. Y es en esta línea que se descubrió que comer y vomitar es un trastorno específico, una verdadera compulsión, un ritual que se basa en la búsqueda del placer extremo.

Esta es una de las patologías que más confirman la vigencia de un constructo fundamental de la Terapia Breve Estratégica, el concepto de intento de solución que se convierte en problema. Al principio la solución es el vómito, que es una forma de comer sin engordar. Sin embargo, a través de su repetición, la secuencia de comer y vomitar se convierte en un ritual cada vez más placentero. Laborit, Premio Nobel de Biología, nos muestra cómo cualquier tipo de comportamiento, si se repite un determinado número de veces, puede adquirir una connotación de intenso placer. El problema se transforma respecto a la forma inicial, del intento de control de peso (que puede tener una matriz anoréxica o bulímica), se pasa a una compulsión real incontenible. Comer y vomitar es un placer perverso al que no se puede renunciar, como dice el paciente: "¡Es demasiado bueno!"
Además, si nos detenemos a analizar la estructura del trastorno, observamos que éste se caracteriza por una fase excitatoria, en la que se anticipa mentalmente el atracón, una fase de consumo, en la que se traga una gran cantidad de comida hasta llenarse, y finalmente, una fase de descarga, en la que somos libres. ¿Y a qué nos recuerda? Imagino que es evidente que esta secuencia es isomorfa a la sexual, el acto de comer y vomitar es un verdadero ritual erótico. En terapia nos sintonizamos con la percepción placentera que caracteriza a la compulsión y utilizamos la analogía que asocia comer y vomitar con el "amante secreto", siempre disponible y accesible. Es a través del lenguaje evocativo que captamos a la paciente que siente que está frente a un terapeuta diferente a todos los demás, experto en el funcionamiento del problema.

Sal de la trampa
En este punto solo nos queda pasar a la intervención, lo hacemos con la técnica del intervalo (Nardone, 2003) y le recetamos a la joven: "Desde ahora hasta que nos volvamos a encontrar, eres libre de comer y vomitar como quieras". tantas veces como quieras sin ninguna restricción, come lo que quieras tanto como quieras. Cuando te llenas tanto que estás a punto de reventar y quieres correr a vomitar, te paras, miras el reloj y esperas una hora, la hora exacta, ni un minuto antes ni un minuto después, luego corres y vas a vomitar. evitando comer o beber cualquier cosa en este rango. Así que no te estoy pidiendo que no lo hagas, pero te estoy pidiendo que lo hagas de una manera muy precisa para que cuando el demonio venga a apoderarse de ti, comas todo lo que puedas, come, come y vuelve a comer, hasta que casi te sientes reventar, en ese momento paras y esperas una hora”.

¿Cuál es el efecto de esta prescripción? Suele ser disruptivo, si podemos lograr que lo hagan, la mayoría de las veces la perturbación se rompe. El paciente regresa y afirma que comer y vomitar una hora después ya no es lo mismo. La sensación cambia de agradable a desagradable. Hemos convertido el placer en tortura. A través de un trabajo de persuasión, del cual es fundamental la capacidad comunicativa y relacional del terapeuta, se guía a la paciente a implementar una variación de su ritual de comer y vomitar: posponer el acto de vomitar una hora después del atracón. . En particular, la estrategia afecta a la secuencia placentera al interponer un intervalo de tiempo entre la fase de consumo y la fase de descarga. La secuencia temporal del ritual se interrumpe y de esta manera se altera su placer incontenible. Imagínate estar con tu pareja y cuando estás en tu máximo placer te paras y dices: “En una hora volvemos a empezar”… ya no es lo mismo, ¿verdad?

Una vez logrado este cambio, se guiará al paciente para que dilate cada vez más el intervalo: la estrategia consiste en prescribir primero el intervalo de una hora, luego dos horas y luego pasar a tres horas hasta llegar a cuatro horas. Así se extingue la compulsión. Además, por miedo a engordar, el paciente llega a reducir espontáneamente la cantidad de alimentos que ingiere. Se obtienen dos resultados con una sola técnica. Usamos la estratagema de “hacer que el enemigo suba al desván y quite la escalera” (Nardone, 2003).
A través de esta estrategia se desbloquea a la joven, como sucede en la mayoría de los casos: el porcentaje de acierto, obtenido en la Centro de Terapia Estratégica de Arezzo y de Centros Adscritos presente en Italia y en todo el mundo, supera el 80%, el cambio terapéutico se produce en poco tiempo, de 3 a 6 meses (nardona, 2013).

En palabras de Arthur Clarke “Una tecnología muy avanzada en sus efectos no se diferencia de la magia”.

Dra. Elena Boggiani (Psicóloga-Psicoterapeuta Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

Referencias

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