Clasificación estratégica y tratamiento de los trastornos sexuales

sessuali

Parafraseando las palabras de B. Pascal, a saber, que no hay nada natural que no pueda hacerse artificial y que no hay nada artificial que no pueda volverse natural a través del ejercicio, al menos dos imágenes aparecen destacadas si se las mira en relación con los problemas de la esfera sexual: por un lado, aquella que arroja luz sobre el formidable potencial de cambio inherente a todo ser humano, más aún si se basa en la fuerza misma de Eros; por otro, la que nos ilumina sobre la oscilación natural, que puede convertirse en contraste, entre los aspectos consciente/racional e instintivo/automático.

De hecho, la sexualidad, al igual que otras dimensiones vitales como la respiración o la nutrición, se rige por programas neurobiológicos precisos, en ese medio entre la voluntad y la espontaneidad que a veces se convierte en su debilidad intrínseca: las sensaciones se escapan precisamente porque se las persigue demasiado o porque se las evita por completo. Pero, ¿qué entendemos por perturbación en esta dimensión? Entre las muchas definiciones existentes, resumiendo podemos decir que es una anomalía de su funcionamiento, que puede involucrar una o más fases de la respuesta sexual (fase de deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución).

Toda la historia occidental ha estado y está atravesada por una marcada ambivalencia de mensajes: desde los vetos más oscuros y completamente ocultos de la época victoriana; el todo revelado, mostrado e incitado por el movimiento feminista y la nueva era; a la búsqueda actual de una libertad de expresión "experimental", que por momentos parece, sin embargo, volverse confusa, contradictoria y desprovista de toda referencia. El interés del hombre por todo lo perteneciente al mundo de la afectividad y el placer se remonta a los inicios de la historia, fundiéndose durante mucho tiempo entre las mallas de la magia, la religión y las diferentes modas socioculturales. Recién a mediados del siglo XIX emerge lentamente la sexología científica, liberándose de concepciones filosóficas y eclesiales, para convertirse en objeto de estudio de la medicina y la psicología.

Después de la guerra, la sociedad estadounidense dio un nuevo impulso a la investigación a través de estudios sobre la fisiología de la respuesta sexual, sobre las diferentes orientaciones del eros (Reports A. Kinsey, W. Pomeroy y otros, 1948, 1953 "Sexual behavior in the human male y femenino”; W. Master y VE Jonshon, 1966;) y las grandes indagaciones sobre hábitos y conductas sexuales.

Aunque la OMS se ha interesado por ella desde 1974, tanto los estudios sobre la clasificación como los sobre epidemiología de las disfunciones sexuales son actualmente bastante escasos, caracterizados por una fuerte fragmentación, baja fiabilidad y gran variabilidad de resultados. Elementos que reflejan una excesiva multiplicidad de orientaciones teóricas, métodos de evaluación y tratamiento. El debate sigue abierto y centrado en una cuestión fundamental, a saber, si algunas disfunciones deben ser consideradas "enfermedades" o si deben ser vistas como "atípicas" en la compleja línea divisoria entre lo orgánico/diagnóstico y lo psicosocial. Hasta la fecha parece haber convergencia en un criterio, considerado esencial para un diagnóstico de trastorno sexual: la presencia de una "angustia personal", una experiencia personal de sufrimiento (Cit. Art. Por Jan Eardley en "Sex Medicine Review", 2013 , 2015).

Mientras tanto, el DSM-5 (Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales, Asociación Americana de Psiquiatría, 2013) y la CIE-10 (Clasificación Internacional de enfermedades, OMS, 1994), si por un lado han podido ofrecer importante intento de síntesis de saberes, por otra parte no se han disipado las reflexiones sobre el riesgo de patologización de las variaciones normales de la respuesta sexual y sobre la posible formación de una concepción estandarizada de la sexualidad.

San Agustín nos recuerda que "NORTEnadie puede vivir sin placer". La prominencia de la esfera sexual también puede transformarse en factor de resentimiento cuando no funciona: provoca sufrimiento (la angustia de uno inevitablemente se convierte también en la del otro: podemos hablar de pareja de daño y daño de la pareja); tiene efectos profundos en la psicología individual (angustia, depresión, trastornos de ansiedad, trastornos fóbicos, trastornos alimentarios y Doc); se convierte en causa o causa coadyuvante en separaciones y divorcios, así como en conductas violentas y delictivas (en 81% de los casos de violencia física y homicidios contra mujeres, Informe TransCrime 2015, Min. Interior y Justicia).

Una encuesta reciente realizada en Italia por Doxa y TradaPharma (2014), sobre una muestra significativa de personas (entrevista y cuestionario), destaca que más de 16 millones de italianos tienen disfunciones sexuales, con un predominio en mujeres frente a hombres (28/30%, principalmente por trastorno del deseo sexual hipoactivo y anorgasmia, frente a 25-27% en hombres, atribuible con mayor incidencia a eyaculación precoz).

Si es cierto como dice A. Einstein que “Es la teoría la que decide lo que podemos observar”, el panorama de los enfoques actuales se compone de varias almas, confluyendo en dos horizontes predominantes. La Mecanicista, en su mayoría médica y en parte psicológica: sexología clínica, medicina interna, urología y andrología, psiquiatría, psicodinámica de derivación freudiana y conductismo. Todos comparten: una visión determinista (lo que se nombra en realidad existe como una entidad independiente de quien lo inventó); la necesidad de remitir a un diagnóstico nosográfico; un imperativo terapéutico que se resume en conocer para cambiar (primero identifico las causas del trastorno en el pasado y luego oriento el cambio con caminos analíticos, ejercicios estimulantes, las diversas funciones del placer a nivel anatómico-genital, fármacos ).

El antropomórfico, al que se refieren los enfoques constructivistas-estratégicos, según el cual: no existe un criterio de clasificación válido a priori (y aunque lo hubiera, “el mapa no es el territorio”); es la solución del problema lo que indica la naturaleza del problema mismo, o más bien de la búsqueda del “por qué” pasamos a “Cómo” funciona un sistema y cómo hacer que funcione mejor; nos enfocamos en la identificación de mecanismos persistentes y redundantes que mantienen y alimentan el problema a resolver (intentos de solución); la dificultad presente en el aquí y ahora se enmarca en el nivel de hipótesis operativas autocorrectivas, que emergen de los cambios concretos que se van insertando a través de indicaciones específicas del pensamiento (sistema perceptivo) y del comportamiento (sistema reactivo), en la dirección de su solución (cambiar a saber).

La Terapia Breve Estratégica, según el modelo de investigación-intervención aplicado a miles de casos concretos en más de 20 años de actividad clínica, ha puesto de manifiesto los trastornos sexuales dos intentos de solución típicos y redundantes:

  • el más frecuente es el esfuerzo voluntario para provocar o inhibir reacciones/sensaciones que son naturales (la relajación, el soltar y el abandono son sustituidos por el control voluntario y la contracción excesiva). La paradoja del “ser espontáneo” (P. Watzlawick) rige estos momentos, transformando el placer en malestar, dolor o miedo; imponer deliberadamente lo que es natural e instintivo inevitablemente nos aleja más de encontrar lo que buscamos.

Piénsese, por ejemplo, en un hombre que después de un fracaso eréctil normal, las veces siguientes, impulsado por el miedo a repetir la experiencia vergonzosa, comienza a concentrarse cada vez más en sí mismo y en sus funciones psicofisiológicas: cae en la trampa en un intento de escapar de ella, en cuanto "El deseo de hacerse capaz impide llegar a serlo". En este caso la intervención Estratégica consistirá en guiar a la persona, a través de técnicas indirectas estudiadas ad hoc (Estrategia de “arar el mar sin saber el cielo”), para que ceda precisamente ese control que no le permite perder gratamente el control. .

“Cuánto tiempo he perdido en tratar de recuperar el tiempo perdido” (R. Gervaso).

  • escapar de sensaciones/reacciones espontáneas a las que no puedo resistir, es decir, el placer se experimenta como negativamente perturbador, como una sensación de la que hay que escapar como irresistible o temible. Aquí también surge otra paradoja: “Si lo permites, puedes renunciar a él, si no lo permites, se volverá indispensable” (Séneca). En este segundo caso, el Protocolo Estratégico prevé inducir a la persona a ceder paulatinamente y en pequeñas dosis a las tentaciones, para que descubra a través de experiencias directas y concretas que nada catastrófico o incontrolable sucede. A menudo, esta es la situación, por ejemplo, de quienes padecen un trastorno alimentario incapacitante como la anorexia. La pretendida solución dominante, que es un exceso de control sobre la comida y el cuerpo tan logrado que ya no se puede renunciar, se traduce también en un efecto bola de nieve que se convierte en una avalancha imparable a nivel emocional: una anestesia progresiva y cada vez más penetrante de sensaciones primarias. La persona, encerrada en su propia coraza que la protege y al mismo tiempo la asfixia, tiene terror de dejarse llevar por el placer por miedo a “sentir” y verse abrumado por él.

"El sexo es el arte de controlar el descontrol(P.Coelho)

Los protocolos de tratamiento estratégico específicos para las principales disfunciones sexuales masculinas y femeninas registran actualmente una eficacia del 91% de los casos (la mayor eficacia, inmediatamente después de los trastornos de ansiedad 95%) y una eficacia media de 7 sesiones.

“No hacemos nada bien, hasta que dejamos de pensar en cómo hacerlo” (W. Hazlitt).

 

Dra. Marisa Ciola (Psicóloga-Psicoterapeuta Oficial del Centro de Terapia Estratégica)

Referencias

Madanes, “Amor, sexo y violencia”, Ponte alle Grazie, Milán, 2000.
Freud, “La vida sexual”, Bollati Boringheri, Turín, 1970
Nardone, M. Rampin, “La mente contra la naturaleza”, Ponte alle Grazie, Milán, 2005.
Nardone, M. Rampin, “Cuando el sexo se convierte en un problema”, Ponte alle Grazie, Milán, 2015.
Nardone, P. Watzlawick, “El arte del cambio”, Ponte alle Grazie, Florencia, 1990.
Nardone, P. Watzlawick, “Breve terapia estratégica”, Raffaello Cortina Editore, Milán, 1997.
Nardone, A. Salvini, “Diccionario Internacional de Psicoterapia”, Garzanti, Milán, 2013.
Nardone, E. Balbi, “Navegar por el mar sin conocer el cielo”, Ponte alle Grazie, Milán, 2008.
Ciola, "Educación afectiva y sexual: el enfoque estratégico para niños, adolescentes y adultos", Departamento de Prevención y Promoción de la Salud, Agencia Provincial de Servicios de Salud de Trento, 2016; Curso “Formación de Formadores”, Centro de Terapia Estratégica, Arezzo 2015.
Ciola, "La sexualidad y sus disfunciones: Enfoque estratégico e intervención en la tercera edad", Giornale Unione Apsp, "Civica", Provincia Autónoma de Trento, 2015.
Ciola, “Emociones y sexualidad: ¿un derecho de todos o no de todos?”, Revista Anmic (Asociación Nacional de Civiles Mutilados e Inválidos), sección de Trento, 2012.
Ciola, “Reflexiones sobre la afectividad y la sexualidad: entre Naturaleza y Cultura”, Congreso Upipa y Provincia Autónoma de Trento, 2010.

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